Como parte de los últimos acontecimientos del mes de diciembre, tenía
planeado pasar Navidad en un condominio sureño con playa privada y jacuzzi
incluido, tuve unos días de vino tinto, la playstation y lectura profunda hasta
que llego mi familia para la cena de Navidad. Previo a esta cena ya tenía
previsto contarle a mi familia acerca de mi última adquisición: otro boleto
dorado a las Europas.
La cena se desarrolló
con normalidad, para ser la primera vez en 27 años, desde que tengo uso de
razón, fue la primera Navidad juntos, es decir mi madre y sus 3 hijos. Pero en
fin, el momento de la verdad había llegado, mi espíritu rebelde y yo ,
proclamando a mi familia, que la búsqueda del amor eterno me había llevado a
decidir viajar al Viejo Continente nuevamente y no sé si fue el espíritu
navideño, pero por primera vez percibí que mi madre se alegraba por ello, luego
llamo él, el tipo más duro y frío de la ciudad y su sonrisa iluminó toda la
habitación, una de las pocas veces en las que mi familia había sido tan sincera
al momento de delatarme con él y decirle que lo extrañaba.
No esta navidad no
fue la mejor de mi vida, pero si una diferente y para el recuerdo.
De regreso a la
realidad, en la última semana del año, tenía que programar las próximas
reuniones de mi proyecto y organizar el workshop final, además de tener todo
listo para mi tan planificado año nuevo en Tarapoto con mi grupo de amigos, lo
que incluía una fiesta super fancy en un resort exclusivo y la peor borrachera
del año para despedir el 2017, todo iba de acuerdo a lo planeado, cuando
sorpresivamente el CEO de la compañía me invitaba a una reunión el último día
laborable del año por la tarde, crucé información y no parecía nada grave.
He aquí el momento
de la verdad, muy confiadamente fui a la reunión, no sin antes coordinar con el
taxi que me recogería inmediatamente después para llevarme al aeropuerto, y
bueno, mi CEO que fue la persona que en un primer momento me contrató, me decía
que mi contrato con fecha de caducidad 31/12/17 no sería renovado. Sí, tal
cual, feliz año nuevo Ana, me sentía como Bridget Jones, sonríe y nadie se dará
cuenta. Con sólo 20 minutos para realizar un backup de mi laptop, guardar mis
cosas y correr al aeropuerto, el reloj parecía correr acelerado, y el abanico
de decisiones corría por mi cabeza.
En fin, lo que
quedaba nada más, era disfrutar del año nuevo, aunque mis latidos iban
desincronizados de la fiesta y los fuegos artificiales, pues andaban más al
ritmo de mis pensamientos: estoy desempleada, cuanto tiempo necesito para
reinsertarme en el mercado?, la renta de mi departamento, la tarjeta de crédito
y mi bolsa de viaje, que gran bienvenida la de este nuevo año.