El adiós a mi querido John

Lo conocí la última noche en Cusco, llovía a cantaros y hacía mucho frío; pero no lo suficiente para cenar en el restaurante que había visto días atrás y era el único que llamaba mi atención; increíblemente el tenia la misma intención que yo, probar mi algoritmo de perversidad.

Tenía una sonrisa increíble, y unos ojos preciosos pero lo que mas captaba mi atención era la conversación tan amena que fluía entre ambos, este chico realmente retaba mi mente y me hacía pensar mis respuestas.

Recorrimos Cusco bohemio, fuimos de fiesta, saltamos alcantarillas y fuimos a sitios sin nombres, reímos y lloramos de emoción, una noche increíble.

Pensé que le había perdido el rastro, pero a la mañana siguiente recordó el nombre de mi hotel y me busco con una postal, quien es lo suficiente romántico como para escribir una carta y enviarla a recepción: Mi adorado John.

Una semana después lo volví a ver en Lima, fuimos a uno de mis sitios favoritos y conversamos toda la noche, una de las noches mas increíbles caminando sin rumbo con la satisfacción dibujada en la sonrisa.

Teníamos tantas cosas en común, música, películas, libros, me asusté con tanto y fui feliz con tan poco, sólo me había besado una vez y era suficiente para tenerlo en mis pensamientos ...

Recibí una propuesta de su parte, vernos mientras tanto, hacer algunas veces skype, y entre otras visitarlo o encontrarnos en algún país del caribe. Teníamos dos opciones bastante influyentes, marzo en México y Agosto en República Dominicana.

Nos inclinamos por la primera, mientras hacíamos un sin fin de planes, progresivamente íbamos perdiendo contacto, llamadas menos frecuentes, mensajes que no llegaron en el momento adecuado y la mas temerosa de todas las frases, necesitamos conversar...

Entonces algunas semanas atrás, el grandioso chico, me dijo que su mejor amiga le propuso comenzar a salir, ya sabes una cita tras otra podría convertirse en la próxima relación, por supuesto que eres grandiosa Ana, nunca dejarás de gustarme, las rosas azules ya no llegaran a ti, pero podremos seguir siendo amigos, podremos viajar juntos, será raro y me costará controlarme pero podríamos hacerlo, si todavía quieres...

En el fondo otra vez mas, ya lo sabía lo intuía y solo esperaba que lo confirmara; definitivamente no hable mas con el, a pesar de tener la postal todavía sobre mi refrigeradora, será un bonito recuerdo y un amargo sabor que me recordará por qué no creo en las relaciones a distancia.

Hasta pronto, mi querido John...